sábado, 1 de diciembre de 2012

Cortylandia o la nueva epifanía



Cortylandia inaugura la Navidad madrileña. Cortylandia y el frigo-cono de Agatha Ruiz de la Prada en la Puerta del Sol. 
El Corte Inglés, nuestro Corte Inglés, no ha sido capaz de fabricar el día de los enamorados (como la empresa de tarjetas de felicitación Hallmark); ni La Casera, nuestra Casera, ha sido capaz de fabricar a Santa Claus (como la Coca-Cola). Lo máximo a lo que hemos llegado ha sido a Cortylandia. 


Los muñecos de este año, dice la nota oficial, son ”gnomos y duendes”. Aunque cuesta llegar por uno mismo a esa conclusión. Parecen más bien floripondios; el gran rey Floripondio Inglés, con su corona de pistilos. Debajo, perfumería.
En esta mañana de domingo, frente a la fachada animada, niños y padres cantan sonrientes al unísono con con los muñecos: “¡Cortylandia, Cortylandia!”. Luego, aplauden. Y, luego, se van a comprar los regalos.
La Navidad ha dejado su lugar a la Navilandia. 

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