martes, 29 de octubre de 2013

Juanjo Pardo, actor: "si no hay dinero (subvenciones para hacer una película), jódete, tío (y hazla con los medios que tienes)"

El actor Juanjo Pardo en la rueda de prensa de Capa caída, en Donosti. 
“Si tienes una buena historia y te apetece contarla, cuéntala, y no esperes a qué papá gobierno, o  papá estado, o papá ministerio… te dé el dinero para hacerlo”

“¡Cuántas veces hemos visto auténtica morralla subvencionada!”

Claro y explícito. El actor Juanjo Pardo se despachó con ganas este sábado en la rueda de prensa de la película Capa caída (Santiago Alvarado, 2013), en la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donosti (VER VÍDEO), contra ese derrotismo victimista que puede mermar el ánimo del mundo del cine en esta crisis de subvenciones a la baja.
Pardo, popular, entre otros trabajos, por haber sido el presentador del Club Disney durante seis años, arremetió contra la pasividad por la reducción del sistema de subvenciones que ha sostenido la industria cinematográfica española, y cuyos productos con demasiada frecuencia han dejado mucho que desear.
Capa caída
Todo hoy en día parece estar un poco –un mucho, más bien- de capa caída. La misma semana de cine fantástico y de terror, sobre la que su jefe de prensa, Carlos Plaza, comentaba que “los invitados ya no se quedan toda la semana, como antes, sino que vienen únicamente a la presentación de la película y la rueda de prensa”. Otro asistente recuerda que “otros años siempre venían Álex de la Iglesia y Santiago Segura”. 
Un periodista donostiarra me habla de las penurias del Festival de Cine de San Sebastián, el importante, la Zinemaldi, que este año ha cobrado hasta 70 euros a la prensa por acreditarse, y me ponía el caso de un bloguero al que le pedían ese dinero. Obviamente, muchos han desertado.
Tal vez por ello haya surgido una añoranza del superhéroe con poderes especiales. Pero también, con la patina del realismo, de su lado descreído, el superhéroe “jubilado”, que hace tiempo dejó de estar en activo.    
Capa caída es un falso documental sobre Magno, un superhéroe estilo Supermán venido a menos. Una comedia entretenida, con algunas costuras propias del low-cost, como la califica el propio Pardo, y, más que nada, del hecho de ser una opera prima, En cualquier caso, digna y competitiva.
En la rueda de prensa se habló de Superlópez, el cómic de Jan, como referente. Pero también tenía algo de The Watchmen, el cómic de Alan Moore.
Capa caída, cuyo coste es de unos cuarenta mil euros, según su productor, Joaquim Vivas, se rodó gracias al voluntarismo de los que en ella han participado. Se encuentran a  la espera de distribuidor. Pero ya han ganado el premio de Sitges 2013 en la sección de Nuevas versiones emergentes. Y el pasado sábado se presentó en San Sebastián.



La XXIV Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia- San Sebastián se celebra del 26 de octubre al 1 de noviembre de 2013. 
 








domingo, 20 de octubre de 2013

Eduardo Villanueva, productor de Caballo Films: "imaginación, tiempo y ganas", el secreto para producir "Stockholm"



 
Entrevista a Eduardo Villanueva, guionista y productor de Stockholm.

                                             
Estuve en el screening de Stockholm hace más de un año, antes del verano de 2012. En una casa de la calle Montera. La misma en que se había rodado buena parte del filme. Le faltaba algo de posproducción. Era una sensación curiosa; estar viendo la película en el mismo salón donde estaba rodada. 

Al término de la proyección los asistentes respondimos a un cuestionario. Algo que entraña cierto riesgo. Ya se sabe lo que le pasó al pobre de Orson Welles cuando estaba en Sudamérica con su tercera película y le cambiaron la segunda, El cuarto mandamiento (The Magnificent Ambersons), por obra y gracia de los espectadores que hicieron la cata inicial. Dio allí comienzo su malograda carrera como cineasta prodigio.

Pero Stockholm se hizo fuerte en la experiencia. Según me comentó Eduardo Villanueva, guionista y productor de Caballo Films, los comentarios fueron bastante coincidentes. Luego alcanzaron el éxito en el festival de cine español de Málaga, donde obtuvo sendos premios a la mejor dirección (Rodrigo Sorogoyen), mejor guión novel (Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen), mejor actriz (Aura Garrido, ex aequo) y el extraño y en apariencia contradictorio premio "Signis", que otorga la Organización Católica para los Medios de Comunicación.

Villanueva encuadra la película dentro del "cine de autor". No en vano responde a la adaptación de sus creadores a las limitaciones impuestas por una crisis galopante y una industria, la cinematográfica española, apoyada en subvenciones cada vez más difíciles de obtener.

Me parece, por ello, muy destacable el conseguir financiar una película por medio del micromecenazgo (crowdfunding), y el cómo el esfuerzo de un grupo de personas pone en marcha el proyecto de largometraje y lo lleva a término.

Eduardo Villanueva, el productor de Stockholm, es uno de los principales responsables de este logro.

Estreno de Stockholm en las salas españolas: 8 de noviembre de 2013.


 

domingo, 13 de octubre de 2013

Exposición "Georges Méliès. La magia del cine" (I): Lumières y sombras



Proyección de "Arrivée d'un train en gare", de los hermanos Lumière.
Exposición "Georges Méliès. La magia del cine". Caixa Forum Madrid.
Música para el vídeo: Requiem for a Dream, de Clint Mansell. La proyección en la exposición es sin música. 

Voy a ver la exposición de Georges Méliès, el ilusionista metido a pionero del cine, al CaixaForum Madrid. Pero, dentro, choco primero con los hermanos Luz (Lumière), otro caso más de biografía que sigue al nombre.

Descubro en una vitrina su maquinita para rebobinar películas de 35 mm. Que parece una rueca como la de La bella durmiente. Del bosque.

En el recodo de una sala (1) se proyectan sus primeras películas, las primeras de la historia del cine. Entre ellas la llegada de un tren a una estación, muy semejante a la famosa Llegada del tren a la estación de La Ciotat, de la que cuentan las crónicas que provocó el pánico entre los espectadores. Pensaron que el tren se les venía encima (2).


Me sitúo en una esquina de la sala para observar la reacción del público, unas veinte personas en las dos sesiones a las que asisto. Y constato empíricamente que, hoy en día, ciento veinte años después, la otrora impactante escena no produce la más mínima reacción de pánico; de pánico ni de nada, a excepción de un comentario sobre los peldaños en los vagones de entonces para que los pasajeros descendieran al andén con seguridad.

Emociones algo más extravertidas provoca la humorística El regador regado, también de los hermanos Luz, secuencia de comedia presente, además, en el cartel de su espectáculo. O la decapitación de María Estuardo, de Thomas Alva Edison y su equipo, que introduce el montaje por corte para no tener que cortarle la cabeza a la actriz. Dramática y pertinente entrada del montaje por corte en la narrativa fílmica. Los yankees ya entonces apuntaban maneras. 

1895. El cine llegaba a la estación de tren de la cultura humana. Luces y sombras para sumergir al sujeto en la experiencia absoluta de la imagen. O en la experiencia de la imagen absoluta.  Así lo han perseguido desde entonces los formatos panorámicos y las pantallas curvas de los años cincuenta y sesenta, las pantallas de treinta metros del cine Imax, o el 3-D, con su extensión tentacular a la experiencia virtual en consolas y videojuegos.

El espectador dentro mismo de la imagen. Incluso más que dentro de la historia. Se trata de hacerlo pasar por ese ojo de aguja que son las luces y las sombras proyectadas sobre la superficie de la pantalla. Y, una vez ahí, mantenerlo inmerso en un universo imaginario, donde reina el espejismo de lo irreal. Una especie de delirio, por tanto. Un universo de experiencia vicaria, placentero incluso cuando se suscita el terror, donde someter al espectador al vaivén de sensación-efecto especial a sensación-efecto especial, en el que se sienta ilusoriamente invulnerable, comodonamente, en su butaca, inmortal, aunque sea como viviendo en un sueño, durmiente, pues, ajeno al bosque de lo real, de aquello que existe más allá, en el lugar donde somos mortales y los trenes de la vida lo atropellan a uno cuando menos se lo espera. Aquello, esto, que provocó el pánico, un instante antes de transformarse en fascinación, de los primeros asistentes a las proyecciones de los Lumière.

Se plantea entonces la cuestión de cuál, qué, sea esa imagen a la que remite la imagen fílmica. y en qué tálamo de omnipotencia nos convoca a yacer. 

             

Louis y Auguste Lumière. Rebobinadora para las películas Lumière de 35 mm., París, 1896.
La Cinématèque Française.

(1) "In a room with a window in a corner I found truth". Shadowplay (Sombras chinescas), de Joy Division.  

(2) Dos aclaraciones: a) la llegada del tren que exhiben en la exposición del CaixaForum no es la de la estación de La Ciotat. Pero es exactamente igual, el mismo encuadre, de la misma época. Sirve, pues, para nuestro propósito exprimental; y b) la leyenda del pavor que provocó parece aceptado que no es cierta. Pero como si lo fuera. No sucedieron así los hechos, y lo significativo es que, para lo que nos interesa, así hubo que inventarlos. Era necesario para decir algo. ¿El qué?


Cartel de L'arroseur arrosé (El regador regado), Hermanos Lumière, 1895.






martes, 1 de octubre de 2013

Gimferrer y Barceló, en el Círculo de Lectores





Miquel Barceló (izda.), Pere Gimferrer y Antonio Lucas (moderador).

Acudo al reclamo de las "bestias", seres mitológicos del imaginario artístico hispánico: el agente provocador, Pere Gimferrer, y el agente perturbador y revulsivo matérico, Miquel Barceló, cuya capilla en la catedral de Palma de Mallorca, obra maestra del arte sacro, que no cristiano, estoy tratando de bataillear.
El Círculo de Lectores ha nombrado a Gimferrer Socio de Honor. Y publica Primera y última poesía, volumen que recoge sus primeras y últimas obras: Arde el mar, La muerte en Beverly Hills, De "Extraña fruta" y otros poemas, Rapsodia y Alma Venus.
El acto lo ha convocado el equipo de prensa estelar del CdL, el de toda la vida hasta hace poco, los artífices y garantes del éxito de comunicación de CdL/ Galaxia Gútenberg, en Madrid, durante tantos años: Lola Ferreira, Isabel Lerma y está también presente Miguel Ángel Delgado.
Gimferrer y Barceló pasan una hora parloteando, repitiendo en parte lo que ya dijeron por la mañana (voy a la sesión de tarde), sobre chismorreos más o menos literarios.
Los dos, como buenos artistas, se parapetan: Gimferrer, tras su sordera y sus gafas, un poco a lo Risto Mejide pero de cristales diáfanos; Barceló, tras su defecto de dicción. Si bien es cierto que este último goza mucho más de salir a los espacios abiertos. Y ninguno de los dos es retraído. 
Hablan, pues, de banalidades, o banalizaciones. Tal vez sea lo que toca. Aunque, personalmente, me decepciona un poco. Quiero decir... tenemos delante a dos artistas excelsos. 
Son amigos de hace tiempo. Y Barceló parece mejor lector que Gimferrer amante o, cuando menos, glosador de arte.
Surgen algunos temas interesantes: "el enigma Velázquez" ("yo creo que no le gustaba pintar", dice Barceló); o el autorretrato, literario (los dietarios de Gimferrer) y pictórico. ¿Pueden considerarse autorretatos -de gestualidad primaria- los cuadros de simios de Barceló?, me pregunto. Supongo que sí; me gustaría conocer la opinión de Gimferrer al respecto. 
Pero cuando acaban de entreabrir la puerta para pasar al salón de la conversación, regresan al vestíbulo para, acto seguido, entreabrir la puerta de una nueva estancia a la que nunca terminan de entrar, y así sucesivamente, un poco a lo "El ángel exterminador" de Buñuel.
De este modo dejan transcurrir la hora, abriendo y cerrando puertas en un ameno no hablar finalmente de nada.
Concluye el encuentro, y los allegados se acercan a saludarlos: Juan Manuel de Prada, a Gimferrer; Vicente Molina Foix, a Barceló.
Barceló le comenta a Gimferrer, ya en catalán, la presencia de dos obras de Guido Reni, pintor admirado por "el enigma" Velázquez, en la exposición del Museo del Prado "La belleza encerrada", dos cuadros pequeños.
Pregunto a Gimferrer qué opinión le merece la capilla de Barceló, que en otro tiempo se llamó de San Pedro. Pero no la ha visitado. Y me deriva a Barceló para que me hable de sus nuevos monocromos blancos, que inaugura en Nueva York.
Borrón blanco y cuenta nueva, viene a decirme Barceló.
Otro disco blanco más, post-Himalaya, de los Beatles.   
 
N.B.: No sé por qué, pero el rostro de Barceló se me hace como que estuviera adquiriendo un cierto parecido al de Antonio López. No estaría mal un encuentro sobre Velázquez entre ambos.  

Fecha: 1 de octubre de 2013.
Lugar: Centro Cultural del Círculo de Lectores (Madrid).