viernes, 22 de marzo de 2013

Un estanco triunfa en la zona de Sol por pensar en sus clientes




Recientemente he vuelto a fumar. Cosas del estrés. Y ello significa vuelta al peregrinaje intempestivo al estanco. Lo que no siempre es fácil. Pues no todos están abiertos a las horas en que a uno se le acaban las existencias. “I’ll walk a mile for a Camel”, decía el famoso anuncio. Y tal vez no sea yo tan exclusivo como para andar tanto a por una marca concreta. Pero sí a por algo de tabaco. Descubro así en la zona el estanco que abre los domingos a horas poco habituales junto a Jacinto Benavente. Pero hasta ese cierran a horas tardías.

Me topo así, a la vuelta de la esquina del futuro edificio de la Apple, el antiguo Tío Pepe de la Puerta del Sol, un estanco que está abierto a las 7 de la mañana. Y a la 1 de la madrugada. Luego sabré que los fines de semana abren hasta las 3. Está en la Carrera San Jerónimo, 3.  

Hasta ahora, el adicto al tabaco del centro tenía como referente de fin de semana el estanco del Corte Inglés de Preciados, donde siempre había colas. Pero hay que conocerlo, escondido como está en la planta sótano.

Este de San Jerónimo está mucho más a la vista. En plena calle. Sin puerta. Con una pantalla de vídeo. Parece más una tienda de souvenirs de las que abundan en la zona que un estanco. Hay gente a todas horas. Y ofrece una gran variedad de tabacos. Incluidos los puritos con filtro a los que me he dado en esta recaída y que muchos estancos no venden.

Su éxito reside en que todo lo han pensado en función del consumidor: en sus necesidades de horario, en el lugar por el que pasan,… hasta en el turista extranjero que se baja del bus turístico en la parada que hay enfrente del estanco y para el que tienen todo un lineal de tabacos guiris. Todas las decisiones que han tomado las han hecho pensando en sus clientes potenciales.

Así me lo explican los empresarios, José Antonio Fernández Gorín y su hija, Vanessa, que ha participado en todo el proceso de planificación del negocio. “Nada es casual”, dice Vanessa. Han estado todo un año estudiando el lugar desde su “cuartel general” instalado en el café de enfrente del local.

Lo que me sorprende es que en un espacio tan machacado comercialmente como la Puerta del Sol de Madrid, en el mismo centro de la ciudad, alguien se haga de repente con un hueco importante en un mercado tan asentado y tradicional como el de los estancos. Porque de lo que no cabe duda es de que este estanco, que lleva abierto cuatro meses, se ha hecho ya con una gran parte de la clientela de fumadores de la zona, y más que acapararán cuando abran el edificio de la Apple y el centro comercial en el edificio del antiguo Banco de Santander, en Canalejas.

Hasta tal punto los otros estanqueros de la zona vieron lo que se les venía encima que intentaron comprar el local para impedirles que abrieran.

Pero abrieron. Después de haber observado atentamente las necesidades de sus clientes. (Márketing orientado al consumidor para tiempos de crisis) Y han triunfado.